VOLAR NO ES SÓLO PARA PÁJAROS



El pasado domingo volé. Volamos juntas muchas mujeres. Al frente, la que nos guía y ayuda a ver más allá. Ella es más bien un águila. Aunque sé que le gustaría imaginar que es una torrija voladora. De vuelta a casa, volando bajo tierra en el metro de Madrid, brotaron estas palabras tras mi experiencia en el segundo taller de velo, en el que trabajamos con el elemento Aire. Gracias Lucía por inspirarme y por llevarnos a ensanchar el cuerpo.


Tumbarse en pie.

Los ojos son aire. Es aire tu lengua y tu vagina. Caminar sobre el aire. Sentir el aire en tu interior.

Sopla el aire. Grita al aire, rompe el mundo.

Airea. El aire no encaja en la mente.

Que el aire te lleve una mirada de amor, que me devuelva un aroma, por favor.
Aire, llévame al mismo lugar, déjame que te habite. Sóplame fuerte, méceme en tus remolinos.

No somos aire. ¿Somos aire?

Ensanchar el cuerpo para que el aire quepa. Mi cuerpo se abre para recibirte. Tengo todo el que necesito. Ampliar el receptáculo, que haya espacio en él para todo. Un caldero de aire para el aire. Cuando las cosas caen en él, no salpica. No se escucha nada, la caída no te devuelve una idea. Cae el aire en el aire y se convierte en aire. Todo lo traspasa y lo atraviesa, y se desvanece.

Volar no es sólo para pájaros.

Si hay aire, ¿no hay fuego?, ¿de qué color es el aire?. Si yo fuera aire…

El aire te golpea lento

A-I-R-E

Reía el aire. Me habló y entonces no entendía su idioma. Ahora, a veces  sí.

Susúrrame el aire con tus rodillas.

El velo se despliega al compás de mi imaginación. Imagino que me habla y yo a su olor. Se deja abrazar. Lo piso y solamente me devuelve su color. Lo lanzo y su vapor. Huele a ayer. Huele a él mismo. El velo te desvela sin quitarte el sueño. ¿Cómo puede pesar tanto? Ahora ni lo noto. Es un puente entre dos mundos. Me deja cruzarlo con firmeza; al otro lado también estoy yo, aunque distinta. Es hierba y es fuego. Es todo cuidado.


Volar no es sólo para pájaros.
Natalia N. *lqc

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