Quién era yo antes de ella


Mi compromiso fue antes. Un compromiso con la vida, conmigo misma, con lo que he venido a desarrollar aquí. Con el anhelo espiritual presente en mi desde que soy una niña.

Después llegó él para acompañarnos en este camino.

La belleza, bondad y verdad, como guías de mi barco, tres palabras clave que, la que sabe de astros, me recordó.

Los símbolos y el ritual ya procedían del interior, pujando por salir a la luz, por darse a luz.

Algunas maestras sabias como paradas en el camino, lugares en los que reposar y nutrirme. Allí donde no existe el juicio podía mirarme de verdad a los ojos, al espejo de mi alma y descubrir quien soy.

La danza y el canto, dulce y necesaria compañía.

Cuando más o menos todo está dispuesto, aparece ella. Y, ¿quién eres tú?, ¿de dónde vienes?
Ya no es sólo un corazón el que late. Su necesidad es primero, yo ya sé cuidar de la niña en mí desvalida, ya sé qué "alimentos" necesita y cuándo. Así es más fácil cuidar de ella.

Los remolinos no me amordazan, sí que me despistan muchas veces, sin embargo, puedo danzar y atravesarlos para volver a la esperanza. ¡Gracias a Diosa*!

La que cuida de la vida, ha nacido. ¡Era ella! Ella es la que cuida.

*Le pedí a una azucena que me hablara de Dios y con mucha dulzura me ha contado que Dios es quien te acompaña en todo tiempo, late en tu propio corazón, te refresca en el aire de la mañana y el agua clara de la fuente. Es quien inspira tu palabra, el aire que respiras y el sueño que anhelas. El origen primero de nuestra vida y el Destino final que nos espera.

Es aquello en lo que somos y nos movemos.

Gracias, florecilla.

Natalia Navarro *lqc*





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